Una extensión al desierto del Sinaí

Una extensión al desierto del Sinaí

Después de una inolvidable semana de crucero de buceo en el Mar Rojo, se nos presentó la oportunidad de extender nuestras vacaciones en Egipto y sumergirnos en una aventura diferente: una excursión de tres días al Monte Sinaí. Sin dudarlo, desembarcamos en Hurghada y al día siguiente tomamos un vuelo directo a Sharm el Sheikh, donde comenzaría nuestro viaje hacia el corazón del desierto.

Al aterrizar en Sharm el Sheikh, nos recibió una furgoneta Toyota Hiace que nos llevaría a Santa Catalina, un pequeño pueblo enclavado en el corazón de la cordillera del Sinaí. El trayecto duró unas tres horas, y durante el camino tuvimos la oportunidad de hacer una pequeña parada en Dahab, un encantador pueblo costero con raíces beduinas.

Dahab es conocido mundialmente como uno de los mejores destinos del mundo para practicar buceo técnico y apnea, y aunque nuestro tiempo fue breve, aprovechamos para disfrutar de un almuerzo en la costa y dar un pequeño paseo. Este antiguo asentamiento beduino, que se ha transformado en una de las mecas del buceo, es también un punto perfecto para quienes buscan experiencias culturales y actividades al aire libre.

Continuamos nuestro recorrido hacia Santa Catalina y llegamos justo al atardecer, un momento perfecto para observar cómo el desierto y sus montañas se bañan en tonos dorados y rojos. Nos alojamos en un campamento beduino sencillo, donde dejamos nuestro equipaje, cenamos y nos preparamos para el ascenso al Monte Sinaí, descansando un poco antes de despertar a la una de la mañana.

Ascenso nocturno al monte Sinaí para ver el amanecer

A la una de la madrugada, desde la parte trasera del monasterio de Santa Catalina (el más antiguo de la cristiandad), comenzamos la caminata de seis kilómetros y medio hacia la cima del Monte Sinaí. La travesía nocturna estaba envuelta en el silencio del desierto, con el cielo estrellado iluminando apenas el sendero. Durante el ascenso, los paisajes se tornan cada vez más espectaculares, destacando las majestuosas montañas rocosas que rodean el camino.

Vista del monasterio de Sta Catherine a los pies del Monte Sinai

La última parte del recorrido presenta un reto físico: un tramo de 750 escalones tallados en la roca que conducen a la cumbre. Aunque el ascenso es empinado, el esfuerzo está bien recompensado. Conforme nos acercábamos a la cima, el horizonte comenzaba a iluminarse, y la emoción era palpable entre todos los presentes.

Finalmente, alcanzamos la cumbre del Monte Sinaí, un lugar cargado de historia y espiritualidad. Allí, rodeados de montañas, esperamos en silencio el momento culminante: la salida del sol. Los primeros rayos bañaron los picos y valles, creando un espectáculo de colores y sombras que parecía sacado de otro mundo. El ambiente sagrado y la atmósfera mística del lugar hicieron que la caminata nocturna y la falta de sueño valieran la pena.

Este lugar es considerado sagrado por diversas religiones, y la energía que se siente al estar en la cima es verdaderamente especial. Contemplar el amanecer desde el Monte Sinaí es una experiencia única que conecta con la espiritualidad y ofrece una paz indescriptible.


Vista hacia el Oeste desde el monte Sinaí

Después de experimentar la majestuosidad del amanecer desde la cumbre del Monte Sinaí, el grupo inicia el descenso y, de regreso en los Toyota 4×4, se dirige al sitio arqueológico de los Nawamis. Este conjunto de estructuras antiguas, envuelto en el misterio, es uno de los tesoros arquitectónicos y culturales más intrigantes del desierto del Sinaí.

Los Nawamis: sepulcros circulares de 5,000 Años de historia

Al llegar, lo primero que sorprende es la forma de estas construcciones circulares de piedra arenisca. Los Nawamis, considerados los sepulcros más antiguos de la región, se remontan a más de 5,000 años, y su peculiar arquitectura ha intrigado tanto a arqueólogos como a visitantes durante siglos. Estas estructuras presentan un diseño sofisticado que refleja el ingenio y las habilidades arquitectónicas de los primeros habitantes del Sinaí.

Leyendas y misterios de los Nawamis: relatos de los guías beduinos

Uno de los aspectos más cautivadores de la visita es la oportunidad de conocer las historias que rodean a los Nawamis. Los guías beduinos, quienes poseen un profundo conocimiento del área, comparten leyendas locales que han sido transmitidas de generación en generación. Según estas tradiciones, los Nawamis están habitados por espíritus protectores, y su construcción habría obedecido no solo a fines funerarios, sino también a ritos espirituales y religiosos propios de la época.

Los beduinos también explican cómo estos antiguos sepulcros han logrado resistir el paso del tiempo y las duras condiciones climáticas del desierto. La técnica de construcción en piedra arenisca, junto con la ubicación estratégica de los Nawamis, ha permitido que estas estructuras se mantengan en pie, convirtiéndose en una ventana única a la vida y creencias de los primeros pueblos del Sinaí.

Vista panorámica de los Nawamis en la planicie del Sinaí

Después de esta visita, la excursión continúa hacia el Cañón Blanco, una maravilla geológica esculpida por el viento y el agua durante millones de años. Acompañados por los beduinos, los excursionistas realizan un trekking a través del cañón, cuyas paredes blancas y lisas se elevan majestuosamente, formando pasadizos y cavidades de formas únicas. El contraste entre el blanco del cañón y el azul del cielo crea una experiencia visual impresionante, y la calma del lugar invita a detenerse y disfrutar del entorno natural.

El destino final de esta travesía es el oasis de Ain Khodra. Este lugar verde, alimentado por fuentes naturales, ofrece un descanso refrescante en medio del desierto. Los beduinos preparan té tradicional y comparten historias y anécdotas sobre la vida en el desierto, generando una atmósfera de camaradería y cultura auténtica. Rodeados de palmeras y vegetación, los excursionistas pueden refrescarse en las aguas del oasis y recuperar fuerzas. Desde allí, volvimos a los 4×4 para dirigirnos a la zona donde acampar en una khaima y pasar la noche en el desierto, para disfrutar de una vía láctea y una cúpula de estrellas inigualable.

A la mañana siguiente, nuestro conductor nos llevo a visitar el Gebel Mahroum y la duna de Hadouda, antes de dirigirse por carretera de vuelta a Dahab, donde pasamos el resto de la tarde para a primera hora de la mañana salir de vuelta hacia el aeropuerto de Sharm el Sheikh y dar por terminada esta espectacular aventura.

Esta excursión combina naturaleza, historia y aventura, y deja una huella profunda en todos los participantes. Desde el sagrado Monte Sinaí hasta el místico Cañón Blanco, cada parada en el recorrido ofrece una experiencia única que conecta al viajero con la riqueza cultural y la belleza natural del Sinaí.

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